Cuántas veces juramos no volver a confundirnos en
situaciones que nos causan dolor. La prueba más visible, es aquella
que dice relación con las malas prácticas amorosas.
¿Qué tiene el amor, la pasión, el encantamiento por ese otro u otra que te hace olvidar y mentirte a ti misma, diciéndote que esta vez será distinto. Que ya conoces la situación y no caerás tan estrepitosamente tras la estocada final.
¿Cuál es la razón o el sentimiento de fondo que te lleva a aventurarte por senderos pedregosos que incluso, eres capaz de reconocer como peligrosos para tu existencia y aún así, vas adelante?
¿Por qué abrazar la muerte anunciada, por qué insistir allí dónde no hay más que tu deseo porfiado por lograr lo imposible?
¿Qué tiene el amor, la pasión, el encantamiento por ese otro u otra que te hace olvidar y mentirte a ti misma, diciéndote que esta vez será distinto. Que ya conoces la situación y no caerás tan estrepitosamente tras la estocada final.
¿Cuál es la razón o el sentimiento de fondo que te lleva a aventurarte por senderos pedregosos que incluso, eres capaz de reconocer como peligrosos para tu existencia y aún así, vas adelante?
¿Por qué abrazar la muerte anunciada, por qué insistir allí dónde no hay más que tu deseo porfiado por lograr lo imposible?
¡Masoquistas, neuróticos, enfermos, románticos,
soñadores, histéricos. Todos , Buscadores!!
Cada cual puede escoger su nombre y encontrarle
sentido a su búsqueda, desde la orientación que le acomode, pero el asunto
sigue en su misterio.
La media naranja ha sido la imagen cultural
largamente acuñada para demostrar la necesidad de ese ser ajeno a ti que es
capaz de completarte. ¡¡La conciencia de la atomización!!
Entonces, si los seres humanos nacemos incompletos
o nos volvemos incompletos a través de las andanzas terrenales, tendemos a la
búsqueda de aquella parte, de ese ser carnal que nos dé la calma y el
sosiego para quedarnos satisfechos por fin en algún lugar.
Nos puedo dejar de pensar, en la historia que
aprendí desde niña y que explicaba, el por qué los perros acostumbraban a oler
el trasero del otro, apenas se encontraban. El mito develaba una frenética
búsqueda por el propio trasero que se habría iniciado desde el
principio de los tiempos. La causa pudo tener muchas lecturas, podría haber
sido producto de la flojera, de la irresponsabilidad o incluso, de la
maldad del creador, que en un acto desafortunado, los habría lanzado caóticamente
a la tierra.
Desde allí, que cada perro o perra sigue
buscando su trasero sin claudicar, durante toda su canina vida.
Y como después de todo, perros y humanos, seres
vivos y mamíferos, no somos tan distintos en nuestras necesidades biológicas y
existencialistas, puede ser que el amor, no sea más que un intento por
encontrar el trasero de tus sueños que algún día perdiste y que sabes
existente, justo ése, que será capaz de entregarte totalidad, sosiego,
origen y calma.
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